La Enclavación

Ayerbe
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Denominación: La Enclavación

Localización: Ayerbe, Comarca de la Hoya de Huesca (Huesca)

Fecha: Noche del Jueves Santo

Periodicidad: Anual

¿Leyenda o HISTORIA?

La Enclavación de Ayerbe es una representación sobre las últimas horas de Jesucristo en el Monte Gólgota.

La Leyenda

La Enclavación es la representación de los últimos momentos del calvario físico y psicológico de Jesús. Se trata de una recreación en el sentido más amplio de la palabra de la Enclavación de Jesucristo en el Monte  Gólgota.

Desde 2003, a las doce de la noche sale el Penitente de la iglesia parroquial, portando la Cruz, custodiado por una Cuadriga de Romanos, las tres Marías y Juan, el único de sus discípulos que se atrevió a seguir a su Maestro en tal difícil tarea. Todo ello envuelto de riguroso silencio.

Alrededor de esta comitiva, vecinos y vecinas de la localidad vestidos de época, portan antorchas de parafina, cuya luz es la única que ilumina el recorrido del Calvario. Junto al fiel José de Arimatea, los ladrones y numerosos participantes y visitantes, acompañan a Jesús con la cruz a cuestas, quien tras las 3 caídas y la ayuda del Cireneo a llevar la cruz, llega junto a la Torre del Reloj, lugar donde se realiza el encuentro con la Verónica. A continuación, las últimas horas de Jesús se representan, a través de diversos actos como la flagelación, la suerte de las sayas y la propia Enclavación en la cruz.

Una estruendosa tormenta sonora, acompañada de relámpagos, indica la muerte de Cristo, acompañada por la tradicional “Rompida de la Hora”, realizada por todos los miembros de las bandas participantes.

Continúa la recreación con el Descendimiento, otro momento vital del acto, la Piedad de la Virgen, para concluir con la recreación del Entierro del Señor en el santo Sepulcro, todo ello acompañado por la solemnidad de las voces del orfeón Reino de los Mallos.

Con el paso de los años, este acto de gran interés turístico ha ido incorporando nuevos papeles, como: Dimas y Gestas, los dos ladrones, así como el papel de La Verónica, Simón de Cirene, Longinos, el centurión y José de Arimatea.

Participa además una decuria de romanos y una docena de fariseos, a lo largo de los años se han ido incorporando más vecinos como ambientación, portando las antorchas y, entre la multitud, un grupo de Fariseas al pie del escenario, unas jaleando y otras llorando.

Destacamos la interpretación de todos y cada uno de ellos, por el carácter voluntario del evento y porque todos ellos son de nuestra localidad.

En estos años de representación, se han ido realizando mejoras en la interpretación, se han incrementado los protagonistas, y se ha multiplicado el número de asistentes a nuestra localidad, que como evento religioso turístico es promocionado por numerosos medios de comunicación, ha aumentado el número de espectadores, incrementando en sí, los que en esa época, la Semana Santa, recibe como visitantes.

La Historia

La Enclavación es una expresión penitencial de este municipio oscense. Desde el siglo XIII existió en la Villa de Ayerbe una cofradía de penitentes, bajo la advocación de La Preciosísima Sangre de Cristo, que tuvo sede religiosa en la antigua Colegiata de San Pedro de Ayerbe.

Durante todo el siglo XIV se irá institucionalizando tanto la cofradía como las procesiones y largas filas de penitentes con túnicas se azotan mientras celebran el Vía Crucis; cambiando posteriormente los flagelos por cruces al hombro, a la vez que caminan con los pies descalzos, son los penitentes que se dirigen a ese calvario o humilladero, situado en extramuros, fuera de la “Portaza” que cerraba la Villa. Les acompañan a estos penitentes, los alumbrantes que con iluminarias dan luz para que pudieran ver a los penitentes. Cofradía que a pesar de las prohibiciones de Clemente VI en 1342, Carlos I en 1552 y Carlos III en 1777, ha llegado a nuestros días.

En el siglo XVI con la construcción del Convento de frailes Dominicos en el año 1542 por D. Hugo de Hurríes y su esposa Dña. Greida de Lanuza, y posterior prohibición de Carlos V en 1552, se iniciará el culto a las imágenes representativas de la Pasión con clara finalidad didáctica y devocional. El carácter gremial de las cofradías prevalece en las grandes poblaciones aragonesas, mientras en otros lugares y villas prevalecen las cofradías de la Sangre de Cristo. Así se continúa en Ayerbe con las procesiones penitenciales, un Vía Crucis con penitente que recorre las calles cargado con la cruz, a modo de vía Dolorosa, camino del humilladero, de la cruz de la Portaza. Allí se celebrará el simulacro de crucifixión.

Siguiendo con las directrices del Concilio de Trento, se da un empuje decisivo a la confirmación de la Semana Santa barroca. Pero encontrará la resistencia de algunos lugares, como Ayerbe. De esta forma, se llegará a finales de siglo, cuando el año 1669 se efectúa la renovación del Rolde, momento aprovechado por el Vicario Penitenciario para efectuar retoques en Estatutos que estén en concordancia con el Concilio de Trento. En ellos se redacta que deberán de vestir los cofrades: “la túnica y calzando zapato o alpargata, llevando el pie cubierto”.

En el siglo XIX la Semana Santa de Ayerbe vive las procesiones del Encuentro, los Oficios del Jueves y la procesión del entierro del Viernes Santo. Aunque que el Vía Crucis se sigue celebrando y que para evitarlo y suprimir toda representación penitencial, el Canónigo Penitenciario de la Santa Iglesia Catedral de Huesca emitirá un informe a finales de siglo. Conocemos como en los primeros actos de abril de 1931 es derribada la Cruz de la Portaza por personal civil, sin caer en cuenta que había sido durante siglos el punto de expresión religioso-civil enfrentado a la iglesia oficial, quedando de este humilladero protagonista de la Semana Penitente de Ayerbe, solamente los tres escalones de sus gradas, que desaparecieron posteriormente.

 

Durante la Semana Santa tiene lugar esta expresión penitencial de Ayerbe, rememorando la noche del Jueves Santo, las últimas horas de Jesucristo.

La recuperación de la expresión popular, del sentir del pueblo, en esta “Enclavación” declarada de Interés Turístico de Aragón en el año 2012, realizada en la Plaza, que en esta varias ediciones desde 2003, vuelve a poner a la Villa de Ayerbe en la actualidad, en muchos aspectos, desde el histórico cargado de siete siglos, hasta el turístico que admira el fervor y la seriedad con la que se realiza esta piadosa procesión penitencial, que culmina con “La Enclavación” en la Plaza Baja, frente al Palacio de Ayerbe.

Momentos seguidos por numerosa multitud en silencio y recogimiento, los alumbrantes con iluminarias para dar luz a la procesión. Rompida de la hora con la ascensión de los roncos sones del tambor y el bombo llenando las plazas. Descendimiento silencioso y entierro en esa Torre del Reloj, santo y seña de las “Libertades” y privilegios de esta Villa.

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asalcedoa@gmail.com
ayerbe@ayerbe.es

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