El Bautizo del Alcalde

Monzón
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Denominación: El Bautizo del Alcalde

Localización: Monzón, Comarca de Cinca Medio (Huesca)

Fecha: 4 de diciembre

Periodicidad: Anual

¿Leyenda o HISTORIA?

“El Bautizo del Alcalde” recrea el episodio de elección de alcalde en un momento en que no existía autoridad en la ciudad.

La Leyenda

La fiesta tiene su origen en la Guerra de Secesión catalana o Guerra de los Segadores (1642-1659). En 1643 el ejército francés ocupa la ciudad y la población huye. El día de Santa Bárbara, 4 de diciembre, Monzón es reconquistada, convirtiéndose desde entonces como patrona de la ciudad.

Al regreso de la población la ciudad se encuentra sin autoridad, por lo que se busca una persona de gran valía para que desempeñe el cargo de alcalde. La persona seleccionada  es un morisco que ha quedado en una casa de confianza tras la expulsión de sus padres en 1610. Con la esperanza de regresar pronto dejan al niño al cuidado de personas de confianza. Este niño convertido en adulto ya es la persona seleccionada para ocupar el cargo, pero al ser morisco deben consultar los Jurados con el Vicario General de Monzón para valorar si puede ocupar el cargo. El Vicario General resuelve que deberá ser bautizado para poder ocupar el cargo de alcalde. El Bautizo del Alcalde recrea el momento en que se bautiza y convierte en alcalde, saliendo al balcón del ayuntamiento para ser aclamado por todos los vecinos. Para la celebración se arrojan grandes cantidades de dulces, castañas y frutos secos.

La fiesta se lleva a cabo en el mismo lugar donde tuvieron lugar los hechos, en la Plaza Mayor cada año. A partir de acontecimientos históricos se ha creado una representación que recrea un importante hecho histórico de la ciudad de Monzón.

Cada 4 de diciembre se engalana la plaza Mayor de Monzón, con banderas, telas y ornamentos para situarnos en el escenario de la representación en la época que tuvo lugar. El grupo de actores principal, en torno a unas 40 personas, está arropado por un grupo de música y danza aragonesa y un grupo de tambores, que completa la puesta en escena de la obra. En esta representación no hay público, ya que todos los asistentes tienen asignado un rol. Padres y niños se arrogan para sí el papel de aquellos ciudadanos y niños que acudieron al “Bautizo del Alcalde” en 1643, y a coro participan en el guión de la obra. Asimismo, la corporación municipal, liderada por su Alcalde, protagoniza desde los balcones de la Casa Consistorial, antiguo palacio renacentista aragonés del siglo XVI, el momento final de la obra y el más esperado por los pequeños asistentes al acto: el lanzamiento de caramelos y golosinas. En otro tiempo se lanzaron también castañas y monedas de chocolate, y más antiguamente, incluso pequeñas monedas de curso legal.

Al caer la noche, el cielo de Monzón se cubre por una lluvia de fuegos artificiales que, lanzados desde el castillo, recuerdan a los montisonenses aquellos que en otro tiempo fueron fuegos de guerra para liberarlo de las tropas enemigas del general La Mothe.

La Historia

El 4 de diciembre de 1643 las tropas castellanas reconquistaron el castillo que estaba en poder del ejército francés desde el 19 de mayo de 1642 (episodio perteneciente a Guerra de Secesión o Guerra de los Segadores). Por este motivo Santa Bárbara es patrona de la ciudad.

A partir de este hecho histórico se  genera una leyenda. La población, tras recuperar la normalidad en sus quehaceres, decidió nombrar alcalde y la mayoría señaló a un hombre recto, cabal… y morisco. La confesión religiosa de la persona elegida suponía un importante inconveniente. El conflicto se solucionó cuando aceptó la conversión al cristianismo y fue bautizado.

El origen del acontecimiento histórico que se celebra tiene su inicio con la expulsión de los moriscos, decretada por orden del rey Felipe III en abril del año 1610. En el reino de Aragón, tras el quebranto de la peste, a comienzos de siglo, en la que perecieron miles de víctimas, esta expulsión y consiguiente salida de habitantes iba a suponer una nueva merma económica y demográfica. La expulsión comenzó por Valencia y todos los preparativos se llevaron de forma secreta. Se permitió que los moriscos se llevaran lo que quisieran, pero sus casas y tierras pasaron a sus señores o debieron ser vendidas en condiciones poco ventajosas para los expulsados. Las tierras que cultivaban quedaron yermas.

Los moriscos aragoneses pensaron que no se verían obligados a salir, ya que gracias a ellos se cultivaban los campos y algunos de los oficios que ejercían no serían fácilmente reemplazables. Sin embargo el 29 de mayo el virrey de Aragón, Francisco Gastón de Moncada, obedeciendo el decreto real, decretó su expulsión y dirigió a los moriscos hacia el exterior a través de tres itinerarios. El bando de expulsión fue publicado en Zaragoza y en su cláusula primera decía, “que todos los moriscos de Aragón, deben salir de su casa e ir a embarcarse al lugar donde el comisario que fuese a tratar de esto les ordenase”. Para su salida se organizaron treinta y cinco tránsitos, agrupando a varios pueblos en cada uno de ellos. A los moriscos de Monzón y de los pueblos de la ribera del Cinca les había correspondido salir a través de Los Alfaques.

Del reino de Aragón fueron expulsados más de sesenta mil moriscos, lo que suponía que uno de cada cinco habitantes del reino fue expulsado. A los moriscos se les consideró un peligro para la religión católica.

La expulsión desde Monzón se llevó a cabo por medio de una expedición con un comisario nombrado al efecto y algunos soldados. A esta expedición se fueron uniendo familias de todos los pueblos de la ribera del Cinca. Las poblaciones quedaron sin mano de obra para las faenas del campo, ya que la mayor parte de ellos trabajaban como jornaleros, dependiendo en algunos casos del comendador sanjuanista y, en otros, del señor del lugar. Algunos poseían pequeñas propiedades que tuvieron que donar o malvender, ya que en el decreto de expulsión se establecía que debían abandonar sus casas y campos sin producirles ningún daño, ya que las autoridades temían que quemasen viviendas y cosechas.

Posteriormente, treinta años después la Guerra de Secesión desencadenó una lucha por el control del territorio con las tropas catalanas y francesas enfrentadas a las castellanas. La unión de las tropas catalanas y francesas comenzó a realizar asedios para recuperar las poblaciones catalanas y aunar las de los territorios vecinos. En 1642, tras ser tomadas, y en ocasiones arrasadas, todas las poblaciones vecinas, el ejército del general La Mothe, formado por la infantería y caballería, llegó a las puertas de Monzón en la mañana del día 19 de mayo de 1642. Tomada la población en el castillo quedan los asediados con escasa provisión de agua y deciden rendir la plaza antes que sea el castillo destruido por las minas que han realizado los franceses en la base del castillo.

La guerra continúa con la intención de las tropas castellanas de recuperar las poblaciones perdidas, por lo que a primeros de noviembre el ejército asedió Monzón. Tras amenazar con la destrucción del castillo con explosivos el ejército francés se rinde y abandona el castillo el día 4 de diciembre, festividad de Santa Bárbara.

Con el regreso de la población fue necesaria la recuperación de las viviendas destruidas, de las huertas y campos de cultivo para sustento de los vecinos. Se decidió elegir a Santa Bárbara como patrona de la ciudad con la promesa de honrarla todos los años creándose una cofradía en la localidad y levantar un altar en la catedral de Monzón.

Con la recuperación de la vida cotidiana fue necesaria la elección del cargo de alcalde o de otra autoridad, ya que el comendador sanjuanista había abandonado la población durante la guerra y no habían regresado. La necesidad de buscar una persona que gobernase la ciudad se hizo por medio de un representante de cada familia en una reunión. Se decidió por una persona que era idónea para el cargo pero era morisco (era niño durante la expulsión y quedó al cuidado de una familia de Monzón). Con su bautizo y conversión al cristianismo pudo ser nombrado alcalde de Monzón.

Cada 4 de diciembre Monzón celebra la liberación de la ciudad en el día de su patrona, hecho ocurrido durante la Guerra de Secesión.

El Bautizo del Alcalde, se ha perpetuado en el tiempo por la singularidad del hecho y por la simplicidad de su puesta en escena. Un periódico de 1915 nos recuerda que Santa Bárbara es una fiesta “en la que a los acordes de una banda de música arrojan desde los balcones de la casa del Ayuntamiento unos cuantos sacos de castañas, higos, nueces, etc. que  recogen los mozalbetes que aguardan tan opíparo festín y acto seguido se organiza una carrera pedestre en la que varios mozos disputaron los pollos que sirvieron para coronar su victoria”.

La Iglesia, dando cumplimiento al voto que hicieran otrora los habitantes de Monzón, cada 4 de diciembre, a mediodía, ofrece una Misa en honor de Santa Bárbara.

En época moderna, el programa de actos de esta fiesta se ha ido enriqueciendo con las aportaciones de los colectivos que, orgullosos de reconocer y perpetuar su historia, han contribuido a celebrar este acontecimiento desde distintos ámbitos de la vida de Monzón.

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